martes, 3 de mayo de 2011

¿De qué manera la utilización de un paradigma sociocultural ayuda al diseño de actividades pedagógicas mediadas por tecnología digital, así como la evaluación de dichas actividades y de las políticas institucionales y educativas que las sustentan?


La labor docente, es sin lugar a dudas una de las más loables y quizás de las más destacadas socialmente, puesto que el maestro y el doctor serán siempre imprescindibles en cualquier comunidad, siendo estos los principales ejes articuladores de la política nacional actual,  pues la educación y la salud, son servicios a los que todo ciudadano tiene derecho y que el gobierno debe satisfacer, el éxito que una estructura económica tenga en estos sectores, le darán la pauta a una estructura financiera estable, razón por la cual nuestro compromiso como docentes, es muy grande lo cual se convierte  en un reto inminente, al ser formadores educativos, podemos reformar socialmente nuestro país.
A partir de la educación es como se obtendrán logros, puesto que si formamos generaciones, con amplio sentido crítico, capaces de decidir de manera correcta el rumbo de sus vidas, y los orientamos a ser generadores de cambio, sin ser vulnerables a la contaminación visual o auditiva de los medios de comunicación que continuamente promueven los antivalores.
Razón demás para comprometernos a multiplicar esfuerzos de manera conjunta, creando redes sociales, apoyándonos de aprendizaje asincrónico, el cual contempla  aspectos socioculturales como; las comunidades de aprendizaje, tecnología implementada en los procesos educativos, sacándoles mayor provecho al actual auge que tienen entre los jóvenes y niños, la interacción en las redes sociales como: Twitter, Facebook, WikiSpaces, guiándolos, para que de manera conjunta se promuevan círculos eficaces de aprendizaje que impacten en la recuperación de valores y obtengamos jóvenes, altamente competentes que contribuyan a mejorar la economía y política, social actual.
 Otra estrategia que efectiva para este fin, son los modelos de enseñanza  m-learning y e-learning, es por ello que,  debemos estudiar, analizar y debatir respecto al uso de las herramientas tecnológicas, en  el diseño de actividades pedagógicas mediadas por tecnología digital,  que nos aproxime a obtener, modelos educativos altamente eficaces, para que el aprendizaje llegue a impactar, en su totalidad a cada uno de nuestros educandos, sensibilizándolos a que no existe una manera más efectiva de luchar contra esta globalización económica, más que a partir del grado de competencias que cada uno posea.
Siendo este quizás el motivador más fuerte que podemos emplear para despertar el interés por el conocimiento, basado en el uso de tecnologías de información y comunicación (Tic´s) debemos pues, partir de lo simple a lo complejo y enseñar al alumno la manera en la cual aplicará los conocimientos adquiridos en un curso, en la vida diaria. Sin recompensa no hay aprendizaje, así pues se trata de elevar hasta donde nos sean posibles los  índices de motivación.
Una herramienta cultural que cobra mayor importancia en el aula es la computadora, y junto con ella los programas de cómputo que permiten llevar a cabo innumerables tareas dentro del currículo escolar. Desde la perspectiva sociocultural, ésta herramienta es entendida como un artefacto que crea diferentes contextos de interacción que a su vez permiten al alumno apropiarse de conocimiento y desarrollar habilidades asociadas a la participación social alrededor de la computadora (Newman,Griffin y Cole, 1989).
La  inteligencia es educable, lo mismo que otros atributos personales; la inteligencia depende de alguna manera del contexto (Brown, Collins y Duguid, 1989; Resnick, 1976) de ahí la importancia de los elementos contextuales, educativos y tecnológicos para el desarrollo de la misma.
De manera similar, Mercer y Wegerif (Mercer, 1993; Wegerif y Scrimshaw, 1997) han indicado que si bien la computadora como herramienta cultural es fundamental en la construcción de conocimiento, lo más importante es la calidad de la interacción que se da en situaciones donde participan alumnos y maestros, razón por la cual como docentes debemos prepararnos y capacitarnos más para corresponder a las exigencias y necesidades que demandan, las actuales generaciones, partiendo de un nuevo modelo educativo basado en la aplicación de tecnologías en ambientes de aprendizajes, para alcanzar que estos sean verdaderamente significativos.
La calidad del entendimiento que los alumnos adquieren a través del uso de computadoras en el salón de clase no es, y nunca será, determinada por la calidad de la interfase entre el alumno y el programa de cómputo. La calidad del entendimiento, la naturaleza del conocimiento, está determinada por un sistema contextual que es inseparable de la manera en la que la educación es definida en nuestra cultura… este sistema definido contextualmente es continuamente creado y recreado en el salón de clase a con las interacciones entre maestros y alumnos (Mercer, 1993: 37).
En otras palabras, Mercer aboga por enfocarnos en las situaciones que emergen alrededor del uso de las computadoras. Estas situaciones aunque moldeadas por la presencia de esta herramienta, no están completamente determinadas por ella, pues mucho depende de lo que los participantes hagan a su alrededor, y la manera en la que éstos interpretan la situación y el objetivo al que se quiere llegar. Así, desde la perspectiva sociocultural, alumnos, maestros y herramientas culturales, utilizadas como parte de un proceso de participación social, crean contextos de actividad donde el aprendizaje es posible.
Este curso de Integración de la tecnología en ambientes de aprendizaje (ED5058), nos permitió,  ampliar nuestros conocimientos en relación a las tecnologías educativas, y de este modo aplicarlas como herramientas pedagógicas cada vez más útiles, acordes a cada alumno y a sus necesidades específicas, que nos permitan despertar el interés en el educando y elevar su motivación, orientándolo a desarrollar cada vez más sus habilidades académicas, y a que su evolución intelectual sea cada vez más rápida y asertiva, a fin de que logre el incremento de sus propias competencias, para ayudarlo a obtener un mejor control sobre sus procesos de aprendizaje a fin de que estos sean autorregulados.
Para trabajar eficazmente con objetos de conocimiento, las personas tienen que dominar las prácticas de la cognición no situada. Esto significa aprender a realizar las clases de acciones cognitivas antinaturales realizadas por las máquinas lógicas. Esto no significa hacerse menos humano; significa adquirir un conjunto especial de aptitudes que se pueden usar de una manera prudente o imprudente, imaginativa o laboriosa, como hacemos con las muchas otras aptitudes intelectuales, prácticas y sociales que forman la competencia humana (Bereiter, 1997, pág. 298).
Según Scardamalia y Bereiter (1991,1996), el tipo de educación que mejor podría preparar a los estudiantes para la vida en una sociedad de conocimiento debería fomentar:
• flexibilidad,
• creatividad,
• capacidad para la resolución de problemas,
• alfabetización tecnológica,
• técnicas para la búsqueda de información,
• disposición para aprender durante toda la vida
Brown y Campione (1990, 1994) han usado la expresión «fomentar comunidades de estudiantes» para caracterizar el admirable enfoque que han desarrollado. En él, la enseñanza y el aprendizaje están estrechamente entrelazados. En una actividad típica, distintos grupos de es-tudiantes investigan aspectos diferentes de un tema y luego preparan materiales que emplearán para instruir a los miembros de los otros grupos.
En nuestra  experiencia como docentes y aún como alumnos en los diferentes niveles de educación ha prevalecido siempre la misma constante, un deseo por, en el mejor de los casos obtener una buena nota antes de adquirir con la misma avidez el conocimiento transmitido. Si a esto le añadimos el poco interés de los alumnos por involucrarse activamente dentro del aula, nos trae como consecuencia un aprovechamiento reducido, deficiente y monótono, el cual debemos luchar por combatir y parte de ese interés podemos capturarlo partiendo de prácticas educativas innovadoras, empleando las herramientas tecnológicas, que aproximan el conocimiento de un modo poco convencional y más ameno, donde se promueve la interacción y la participación social de nuestras comunidades de práctica.
Es evidente que el docente, sigue siendo la principal fuente de origen de conocimiento, si partimos y continuamos empleando  un modelo tradicional con muy pocos recursos que favorezcan e incentiven el deseo por aprender, seguiremos obteniendo resultados poco exitosos, y sin que ocurra nada extraordinario por parte de nuestros educandos.
Por lo tanto es imperativo como lo señala  Hopenhayn (2002), reformar los contenidos y las prácticas pedagógicas en función de los nuevos soportes del conocimiento, apoyándonos de las teorías del aprendizaje, las Tic´s y los avances tecnológicos, podremos diseñar estrategias didácticas, que faciliten y desarrollen el aprendizaje humano, debemos pues  replantearnos  el rol que nos compete  y fortalecer nuestra propia  formación como agentes de cambio, e introducir en nuestros centros de trabajo, las nuevas tecnologías de la información y el conocimiento. Si existen docentes como agentes de cambio, obtendremos alumnos y generaciones que promuevan el cambio y logren el impacto social y económico.
                           Referencias:
Burgos Aguilar, J. V. (2010). El reto de la radio interactiva y la tutoría virtual. En A. Lozano Rodríguez y J. V. Burgos Aguilar. Tecnología educativa un modelo de educación a distancia centrado en la persona (págs. 241-276). México: Limusa.
Daniels, E. (2003). Aplicaciones educativas de la teoría sociocultural y de la actividad. Vigotsky y la pedagogía (págs. 139-183). Barcelona: Paidós.
Fernández-Cárdenas, J. M. (2009b). Lengua escrita y tecnología de la información y la comunicación (TIC): una perspectiva sociocultural. Aprendiendo a escribir juntos: Multimodalidad, conocimiento y discurso (págs. 11-64). Monterrey: Comité Regional Norte de Cooperación con la UNESCO / Universidad Autónoma de Nuevo León.
Lacasa, P. (2002). Cultura y Desarrollo. En P. Herranz Ibarra, & P. Sierra García, Cultura y Desarrollo (págs. 17-50). Madrid: UNED.
Wenger, E. (2001). Comunidad. Comunidades de Práctica: Aprendizaje, significado e identidad (págs. 99-114). Barcelona: Paidós